Perfil, 25 de abril de 2019
Es un hecho que debemos desnaturalizar la violencia, y ello implica compromiso y acción. Debemos interpelarnos, involucrarnos desde cada rol que nos toca desempeñar dentro de la sociedad.
Mientras me encuentro escribiendo estas líneas, los medios de comunicación nos transmiten noticias de violencias ejercidas hacia niñas, niños y adolescentes, por solo enumerar algunas: En Ezeiza una nena está internada en terapia intensiva por los golpes y la asfixia que le produjera su padrastro, en La Rioja una niña de 11 años fue asesinada y en Puerto Madryn una niña de 6 años fue asesinada por su padre para "vengarse" de su pareja.
Todas estas noticias nos siguen convocando a trabajar en la concientización, en una continua formación en todos los ámbitos vinculados a la infancia para identificar y erradicar el maltrato. Cotidianamente recibimos denuncias tanto en las líneas de ayuda como en nuestras oficinas descentralizadas que dan cuenta de que las niñas y niños son sometidos a múltiples formas de violencias. Y que como consecuencia de ello, muchos terminan con lesiones irreversibles, con prolongadas internaciones o concluyen en muertes.
Hace pocos días un informe daba cuenta de la creciente violencia en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Pero esta es la violencia que sale a la luz, la que vemos en la superficie. Imaginemos entonces, la violencia invisibilizada, la que miles de chicos sufren en sus hogares, en los lugares donde se desarrollan y que son perpetradas en un 80% por gente en la que ellos confían. El efecto de estas violencias sobre los niños, es devastador, compromete su psiquis, su salud física, la manera en que se vinculan socialmente e incluso los afecta hasta su adultez.
Si una niña o niño tiene que esperar a ser adulto para poder relatar su propio calvario, fallaron todos los sistemas y las instituciones por donde pasó. Y aquí es donde señalamos una vez más, que como sociedad debemos estar alertas, porque siempre hay alguna manifestación por parte de ellos, solo hay que poder identificar esas señales.
El 25 de abril se conmemora el Día Internacional contra el Maltrato Infantil y siempre, desde lo institucional nos encontramos trabajando para involucrar a toda la sociedad en la prevención. No es posible erradicar las violencias desde un solo sector, es con todos. Sabemos que por la naturaleza intramuros de las violencias, generalmente se dificulta el abordaje temprano. Por ello, es tan importante estar atentos a los indicadores, identificarlos y denunciar. El sistema de protección de derechos de niños se activa con solo una llamada, que además, puede ser anónima. Es fundamental acudir a las instituciones que protegen los derechos de los niños para poner fin al círculo de violencia del cual pueden estar siendo víctimas.
Tal como refiere el Informe Mundial sobre la Violencia contra Niñas y Niños, "hay mayor reconocimiento de que la prevención de la violencia contra los niños y niñas requiere cooperación y colaboración entre muchos aliados. En efecto, prevenir y responder a la violencia contra los niños debería ser asunto de todos (…) Las diferentes profesiones ya no pueden permitirse el lujo de tratar este problema trabajando por separado. La salud pública, la justicia penal, los servicios sociales, la educación, las organizaciones de derechos humanos, los medios de comunicación y las empresas, tienen todos un interés común en la eliminación de la violencia contra la infancia y pueden encontrar maneras más eficientes y efectivas de lograr esta meta trabajando juntos".
Es un hecho que debemos desnaturalizar la violencia, y ello implica compromiso y acción. Debemos interpelarnos, involucrarnos desde cada rol que nos toca desempeñar dentro de la sociedad. Esto nos obliga a dejar las diferencias de lado porque las niñas, niños y adolescentes son vulnerables y en esa vulnerabilidad todas y todos ellos pueden ser víctimas. Hoy se conmemora el día contra el maltrato infantil y culminando esta nota seguramente haya más casos de violencia hacia los niños. Ellos no pueden esperar más. Nosotros tampoco.
(*) La autora es Asesora General Tutelar del Ministerio Público Tutelar de la CABA.
Se puede consultar la nota aquí.