Infobae, 26 de octubre 2020
Algunos datos concretos para ilustrar la importancia de la implementación de la Ley de Educación Sexual integral.
Por Yael Bendel
Un día como hoy hace 14 años se promulgaba en nuestro país la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), que establece que alumnos y alumnas de todos los niveles e instituciones educativas del país tienen derecho a recibir contenidos de educación sexual apropiados, precisos, confiables acordes a su proceso madurativo.
Lo que debería ser un día de celebración por la conquista de un derecho nos encuentra con algunos logros, que no deberíamos pasar por alto, pero también con un balance de muchos desafíos pendientes y mucho camino por andar para que el cumplimiento de este derecho sea real y la ESI sea más que un trámite o un requisito académico para “tachar” con contenidos mínimos y definidos a criterio de cada institución, sin tener en cuenta lo que necesitan, y demandan, los chicos.
Basta tener una charla o darse una vuelta por los comentarios o publicaciones de muchas niñas, niños y adolescentes en redes sociales como tik tok para ser testigos de las graves falencias de información que tienen respecto del cuidado del cuerpo, métodos anticonceptivos y acerca de cómo y dónde denunciar si son víctimas de violencias.
Y ante algunas, por suerte, minoritarias voces que dicen: con mis hijos no, la respuesta debe ser, en primer lugar, educar y concientizar a esos mismos adultos en el significado profundo y el ejercicio de la responsabilidad parental sobre niñas y niños que no son su propiedad sino sujetos activos de derechos.
Ante discursos cargados de prejuicios, desconocimiento o de miradas ideológicas sobre este tema, parece pertinente aportar algunos datos concretos que sirven para ilustrar la importancia de la ESI y los grandes desafíos que aún tenemos por delante en su implementación.
En nuestro país, 109 mil adolescentes y 3 mil niñas menores de 15 años tienen un hijo cada año, esto representa el 15% de los nacimientos registrados. El 70% de estos embarazos no fueron planificados.
De acuerdo al Censo Educativo Aprender que realiza el Ministerio de Educación, el 80% de los estudiantes opina que hay temas que la escuela debería abordar o enseñar y no lo hace. Al preguntar cuáles son estos temas, un 83% menciona Educación Sexual Integral y un 77% violencia de género, ambos encabezando el listado, que también incluye otros temas como talleres de teatro, manualidades, uso de nuevas tecnologías, etc.
Por último, se sabe que un 80% de los abusos contra niñas, niños y adolescentes son cometidos por familiares o personas cercanas a los chicos. En un estudio que realizamos en el Ministerio Público Tutelar encontramos que entre el 70 y el 80% de las y los niños que declararon en la Sala de Entrevistas Especializada pudieron comprender, después de recibir clases de ESI, que lo que les había sucedido había sido un abuso.
En esta última semana, a raíz de una polémica con unos antiguos tuits de un famoso influencer, se estuvo hablando mucho en redes sociales y en medios masivos de comunicación sobre pedofilia y abusos. Es importante que estos temas, que son tradicionalmente tabú, empiecen a formar parte de la agenda pública, pero nuestro involucramiento como sociedad no puede quedar solamente en un retuit, comentarios o en un “cancelar” a alguien por sus dichos: los abusos a niñas, niños y adolescentes son mucho más habituales de lo que todos quisiéramos creer. De acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 varones manifiestan haber sido víctimas de abuso sexual en la infancia.
En definitiva, de esto hablamos cuando destacamos la importancia de la Educación Sexual Integral: de darles a niñas, niños y adolescentes no solo las herramientas para identificar abusos, para prevenir enfermedades de trasmisión sexual, embarazos no intencionales, conocer su cuerpo y sus límites, sino también un espacio seguro para poder compartir lo que les preocupa, lo que les angustia y poder pedir ayuda en caso de necesitarla.
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