El Ancasti, 10 de enero de 2020
Pese a tener más de 13 años de vigencia, la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) aún no se cumple acabadamente. Las causas de la demora en la aplicación van desde la burocracia que caracteriza a ciertas estructuras educativas hasta la falta de capacitación del personal docente encargado de trabajar los contenidos con los estudiantes, pasando por las presiones ejercidas por los grupos más conservadores de la sociedad, entre ellos algunos vinculados a las iglesias Católica y Evangelistas.